15 de diciembre de 2010

La proporción divina: el Código DaVinci es cualquier vara

Hace unos días vi este artículo de DPS acerca de la proporción divina y me entró la curosidad de hacer algunas pruebas, a ver qué tan cierta resultaba la teoría.Al final el resultado fue tan interesante que terminé haciendo un post al respecto.

La proporción divina, proporción dorada, o razón de Fibonacci es una relación de escalas de 1:1.61803. Viene de una secuencia de números propuesta por Fibonacci (un matemático italiano), donde al final resulta que todos van creciendo por un factor de aproximadamente 1.61803. La proporción divina aparece en muchos diseños de la naturaleza, por lo que con el tiempo se ha llegado a creer que seguirla es una buena guía para crear trabajos estéticamente agradables.



Al final toda la teoría matemática se puede resumir en una serie de plantillas: la grilla divina (similar a la ley de tercios pero en esta los tamaños de los cuadros son 1:0.618:1), los triángulos divinos (el resultado de bisecar los 4 ángulos de un rectángulo), y la espiral divina (una espiral en donde los radios crecen según la secuencia de Fibonacci). Dice la teoría que entre más se ajusten a estas plantillas las fotografías, más estéticamente atractivas van a ser.


La grilla funciona igual a la de Ley de Tercios: los objetos se ubican según los cuadros, y los puntos de interés caen en las interseccones. Los triángulos divinos se supone que marcan los puntos de interés de la foto (donde se intersecan las líneas) y la espiral divina sirve para definir curvas agradables a la vista y en su punto interno, marca el punto de interés de toda la secuencia de objetos.

La pregunta: qué tan bien se ajusta la teoría a la realidad? Bueno, la prueba que hice consistió en tomar algunas de las fotografías ganadoras del Tercer Concurso Regular del Fotoclub de Costa Rica y aplicarles las diferentes plantillas a ver cómo andaban. Los resultados no dejan de sorprenderme:

Elías Fallas, "Balcón 2". (Mención de honor)
Ojo como la proporción de las 2 paredes se ajuste a Fibonacci, y como las 2 puertas caen en la espiral. De paso, el camino también sigue la espiral de Fibonacci.
Sergio Pucci, "Percusión" (2ndo lugar)
Las manos están en el lugar indicado por el triángulo de Fibonacci, y el tambor sigue la espiral de Fibonacci 

Sergio Pucci, "Bailarina" (3er lugar)
Ojo el ajuste del movimiento con la espiral, y como los puntos más luminosos caen en la grilla.
Christian Tosso, "Partitura en Blues" (1er lugar)
Ojo el juego de las espirales (en azul), y como los centros de las espirales entre sí, describen una espiral (en rojo)

Sergio Pucci, "Balcón Nepal" (2ndo lugar)
Ojo el balcón y la montaña. El balcón está cumpliendo a la perfección la Ley de Tercios, y la punta de la montaña está alineada con el punto focal de la espiral.

Saúl Villalobos: "Ritmo Árabe" (Mención de honor)
Una espiral de gran radio.



Listo, entonces. Tenemos la receta mágica para lograr fotos perfectas todo el tiempo, cierto? Lo dudo. La proporción divina es como muchos otros principios de diseño que hay actualmente: otra teoría más que parece ajustarse a lo que ocurre en la realidad. Ocurre que en fotos atractivas, se cumplen aproximadamente las relaciones... pero eso no implica necesariamente que cumplir las relaciones garantice una buena foto todo el tiempo.

Además, está complicado ponerse a trazar espirales y grillas cada vez que vamos a tomar una foto, especialmente si no tenemos mucho tiempo para tomarla.

La proporción de Fibonacci al final resulta ser otro punto de partida que se puede usar para guiarse, como la Ley de Tercios. Pero no es una regla estricta que necesariamente haya que seguir para tener una buena foto, sino que lo diga ésta:

Rolando Ríos, "Preludio" (2ndo lugar)
Ahí si les quedo mal, porque nada queda con la plantilla.
Puede que al final, efectivamente los seres humanos estemos orientados por algún motivo a buscar la relación 1:1.61803, o números relacionados. Si la proporción se repite una y otra vez en la naturaleza, algo tiene que haber que nos oriente hacia ella. Desafortunadamente eso no significa que Fibonacci sea la solución universal, o práctica, para las fotografías. Sea o no una realidad, la mejor estrategia en realidad es tomar fotos, mas fotos, y nunca dejar de tomar fotos... con el tiempo, la mente y el ojo decidirán si efectivamente se orientan hacia la proporción divina por sí solos, y sin necesidad de que nos estemos complicando midiendo y trazando cosas.

7 de diciembre de 2010

Vean lo que va oculto en sus fotos...

Hoy en la tarde estaba revisando parámetros de algunas fotos que había tomado, y noté algo interesante. Entre los parámetros EXIF de la foto, mi cámara estaba grabando su número de serie, y simplemente con pasar la foto por Adobe Bridge, se podía obtener este parámetro.

Por curiosidad agarré la cámara y revisé el número, y efectivamente, era exactamente el mismo del EXIF... sin codificar, sin abreviar, sin nada.

Eso es bueno, o es malo? Los que se preocupan por la privacidad de los consumidores no dudarían dos veces para decir que es malo: obviamente es un riesgo que las fotos estén tan claramente amarradas a uno, y que pueda enlazarse tan directamente a dónde estuvo una cámara, a qué hora, y en qué fecha.

Pero, quién va a saber el número de serie de mi cámara? Bueno, si le hicieron caso al programa de instalación y "registraron su cámara en línea para obtener grandes beneficios", ya están marcados en las bases de datos del fabricante como los dueños: con todo el lujo de detalles que suministraron a la hora de registrarse. Y aunque no hubieran hecho el registro, cualquier persona que pueda tener acceso físico a sus cámaras, o acceso a una foto que hayan tomado, está en capacidad de amarrar el número de serie con el dueño.

Una situación realmente interesante para analizar.

Interesante.... pero no tan preocupante como parece. La mayor parte de los sitios donde se comparten imágenes en Internet, incluyendo Facebook y Flickr, remueven automáticamente la información EXIF de los archivos que publican. De hecho Flickr almacena cierta información, pero el archivo JPG que se despliega en pantalla va sin la información EXIF.

Por lo que probablemente no anden los datos de sus cámaras flotando por todo el Internet.

La única excepción a la regla es si le pasaron a alguien un archivo sacado directamente de la cámara, por ejemplo en una llave USB o por correo electrónico. Ahí si, la foto lleva la colección entera de parámetros que le haya grabado la cámara.

Así que tengan cuidado con las fotos que sacan, porque su cámara está tomando nota.

Por supuesto, siempre existen programas que se pueden encontrar en Internet, que remueven todo rastro del EXIF de las fotos. También muchos editores como Photoshop y GIMP traen la opción de eliminar la información cuando guardan un archivo. Así que siempre es posible pasar fotos directamente a alguien, sin revelar información de la cámara con la que fueron tomadas.